viernes, 26 de febrero de 2021

Poema por Venezuela

 

Tu luz está a la puerta,

tus llanuras retornarán a las manos de los desplazados,

la danza salpicará las calles de alegría;

y serán los cuervos que alimentaron a Elías, quienes te indicarán el camino de la cosecha.

Se avecina una lluvia limpia

de todos los llantos que acumulaste;

por cada gemido en la sangre,

por cada palpito de angustia

vendrán tiempos floridos.

No busques en los dioses de barro,

no pienses en las cruces que clavaron en tus fronteras,

en los alambres invisibles en que tropezaste,

-tu bandera despedazada ha conmovido los cielos-.

Ya no dudes poniendo tu mente en los sortilegios,

que tu estómago se cerró por el hambre,

que coartaron las voluntades de los hijos,

que se cansaron de dar vueltas en el desierto,

que te engañaron dándote ropa de mendigo

-ningún perro lamió tus llagas-,

que hiciste filas largas y no hallaste el aceite;

aunque te sientas un arbusto sembrado en un campo inmenso,

será tu moral de roble y de cedro.

Los presos saldrán a recoger las gavillas,

ya no verás la mirada desorientada de los recién nacidos, viene una generación aguerrida;

y no te creas carne de carroña,

que eres ofrenda viva,

holocausto de amor aromado con especias finas.


¡Tu Luz está a la puerta!



jueves, 25 de febrero de 2021

Arras



Arquitecto alado
alcanfora abedules aliquebrados,
amasijo alienta albores
acompasados a acordeones
¡Ah! Agapantos azules
al amor avanzan.

Almunia arriba
aviva alquimia,
aire a azucenas abiertas al aprisco
aúnan almas arreboladas
¡Ah! Abejas, ágatas
acrisolan agua.

Alisto arras,
atisbo alumbramiento

¡Abracadabra!


*Caricatura: Leidy V. Varela L.

lunes, 22 de febrero de 2021

Génesis 1. Parte II



Todo era un caos:

vagaba a tientas como un hombre que de repente se queda ciego,

yo era como un ente que el mundo no entendía, algo menos que el barro;

una constante orfandad me consumía.


El desorden era evidente,

lazos de esclavitud me acordonaron,

dardos lastimaban mis invisibles pies

y era fácil tambalearse

y tratar de reír para nadie

y para nada.

La anchura de los abismos me aprisionaba, entonces, hace cuatro mil quinientos millones de años,

con la mente envejecida y con escombros:

clamé por un baño de la Luz,

por el agua de la Luz,

por el fuego de la Luz y por su abrigo,

por la multiplicidad de los organismos vivos

para que cada poro,

para que cada tejido lo nombrara

y anhelé descansar en sus pies,

vivir en el más allá reposando en sus pies,

no necesitaba nada más.


Y una puerta descendendió en medio de la nada,

yo no esperaba entrar allí,

nadie me dijo que iría allí,

y se me concedió, sin pedirlo, escuchar al Rey.

-En los ecos del Universo,

en sus ondas,

seres inimaginados hablaban del Rey-


Por su esperanza, primero fui una célula con el rostro humedecido,

y fui evolucionando: el Rey me dió un lenguaje nuevo.

Algún día seré un Adán,

y besaré el pacto perfecto,

acariciaré un León en el paraíso.

miércoles, 17 de febrero de 2021

Intento

(Tijuana)

 Era la hora quinta del día quinto

de la semana tercera del mes cuarto

del año sexto y había:


Un cansancio en mis lomos

dos vértebras torcidas

tres heridas supurando

cuatro esquirlas en mis ojos

que rasgaban mis sueños.


Cinco rastros inventados

seis rasguños en el sobre sellado

siete marcas de tu olvido

ocho maullidos que hace un tiempo

bautizaron mis oídos.


Nueve nacimientos: mi primavera

diez sonatas de amor

once flagelos de invierno

doce campanazos de alerta

para saltar al techo.


Entonces, me dejé sobornar por el aire

quien me vendió la idea

de que ibas a respirarme

en el dulce intento

de correr tras de ti.

Brújula

(Valle del Cocora)


Soy una mota de algodón

contraída

como si una pequeña

eternidad se doblara.


Soy una vaina de arvejas

que abrió sus puertas

para que tus manos suaves

me circunden.

Soy embrión que se alimenta

del cordón umbilical del infinito

y siempre se encuentra

pegado a ti.


Me tienes enajenada

como si me hubiera tragado

una brújula

que sólo me indica tu norte.

lunes, 15 de febrero de 2021

Amarte desde afuera

(Bogotá Colombia)


Aprendí a amarte desde afuera

con la herrumbre de los días,

con la fatiga de las horas

y el pan leudado en la canasta.


Con la aurora boreal desfigurada

en la copa de vinagre,

con el anhelo desvelado

y la mueca guardada

en el bolsillo de la ausencia.


Desde el maquillaje 

con que embadurno cicatrices,

con el polvo que aja mis talones,

con las lágrimas de otros sin destino.


Con el cálculo sin ajustes

de mis cuentas,

con el alma en la espalda

frente a miradas necias,

y los gobiernos yertos.


Aprendí a amarte desde afuera,

desde el témpano,

porque de tanto calcinarme dentro

ya no pude contenerte:

¡rebosaste!

Ébano



Mírame con esos tus ojos

pequeño dragón del crepúsculo,

sospecha del río que habito

en el alternar de tus alas

-ninfa del agua-


Vénceme con tu semblante

de hojas lanceoladas,

procura herirme de muerte,

vivífica tu mosto en mi cámara.


Atráeme con tu olor a canela,

con la música de blanca corteza

de tu caracola dorada,

con el canto en tu torre de marfil

-ruiseñor al sur de África-


Déjame apreciar tus bayas redondas,

tu estirpe de madera pesada

hasta que se desvanezcan las sombras

y te fundas en mí como chocolate.

sábado, 13 de febrero de 2021

Balada

 

Las palabras cual alondras lastimadas

se amotinaron, venían en estampida

a acrisolar los soles que te nombraban.


¡Ah, la conspiración de alas de saltamontes

para desnudar la cosecha!

¡Ay, mi contemplación absorbida 

por los poros de este laberinto!


Para cada fisura una sed,

un grillo terco en el insomnio,

un muro erigido en los espejos

empañados de los ojos

que no viste por el aturdimiento

del verbo no conjugado.


Cuando el dolor acecha:

es canto tribal el alarido,

la neblina desdibuja en el puente los pasos,

el tambor es del ocaso,

y el péndulo danza en la espera

como se enredan las colas de las cometas.


No eleves los pañuelos del desamparo,

que he de estirar los brazos

en tu cajita de música.

Todavía el pozo, en la noche

murmura la luz de una estrella,

amarra su titilar en la entraña,

hala su halo en la memoria de la piel.


¿Cuánto prado palidece en las riberas del río?

¡Ah, los humedales que fenecen

sin la sombra del arrebol!

¡Ay de los alcatraces vendados

que no hallaron su presa!


La osadía fue cómplice en el estuario,

coreaban las salicornias en la marisma,

el amanecer rasgaba su vestido de ébano

para la entrada del crepúsculo,

y no fue la algarabía de los pelícanos

sino la ola que rompió el silencio de la roca.


¿Qué golpe ha venido a mí para removerme?

Al unísono la parvada de golondrinas

pintan la hierba de los cielos con carboncillo.


Y si resbalo en el zumo de las toronjas:

hay una endecha en el acantilado,

un alga sin clorofila.


¿Serás ácido que junta agua y aceite?

Dame el limón para volverlo mermelada,

que la madrugada mezcla 

licor de arándanos

con almíbar de duraznos.


¿Dónde la mordedura de las hienas,

dónde los abrojos de la amargura?


Amasa este corazón sin levadura

con las gotitas de los jazmines,

las cicatrices se desvanecen

al tacto con los ungüentos;

préndeme de tus ramajes

como el colibrí toma el brebaje

de heliconias anaranjadas.


¿Recuerdas los jardines que caminamos?

Hubo un arco que se asió de guirnaldas,

y la paz estuvo en tus manos,

en las palomas que desprendían el fuego

-una cascada silenciosa nacía

en el fulgor de las dunas-.


¿Desertarás en la hora de la locura?

-Sobria es la senda en la perplejidad-

entonces, apresura mi encuentro

en el epicentro de tu temblor,

que no concibo mi arpegio

sin tañer las cuerdas del arpa,

y en mi balada tú añades

a la escala de los bemoles

la levedad de las mariposas.



jueves, 11 de febrero de 2021

Encuentros

 



I.

Ahora que venciste mi sueño
e hiciste rendir mis rodillas
para comer la merienda de la tarde
sobre la manta tejida de arabescos;
déjame besar tu fractura de obsidiana,
untarte los ungüentos ancestrales
de sábila y caléndula.


II.

Ahora que quitaste la tierra de mis uñas,
tapaste el hoyo donde guardaba mi cabeza
para ungirme con esencia de naranja;
déjame secar el rocío carmesí
que corre por tu rosa,
sacarte las espinas con crema de amapola,
tatuarte la frente con mis besos.


III.

Ahora que puliste mi utensilio,
enceraste las hojas de mis plantas,
luciste tu reflejo en los cristales;
déjame hornear las galletas,
esparcirles mermelada
para que se vaya lo agrio de tu boca.


IV.

Ahora que me entretejes en el vientre,
que no necesito las gotas de equinácea
para sanar mis alergias;
déjame palpitar en tu aliento,
sustentarme del plantío primigenio,
cruzar los pies y dar brincos de júbilo.

Bendición

(Rumbo a Ensenada BC MX)


Saltar la barda,

Irse por la borda,

Intentar bordar sin hilos,

Buscar terca la tuerca del arete.

Aletear con los ojos velados,

Con las alas vetadas,

Y volar sin guarecerse en guarida alguna

Con los aguaceros que ayunó la piedra,

Petrificada en el abismo,

Avizorando fuegos que no emergen

Para saciar la emergencia de la sed.


Tentarse por el beso que tocas a tientas

Con la comisura de labios fatuos

En la fatalidad de la hiel;

Helarse luego ante un desconocido

Que te descose al paso,

Pasarte las horas horadando sus misterios,

El legendario mito de aunarse con su alma,

Que el camino admite

Sin graznidos, ni grosuras,

Como una hondura que te conduce

Al pozo del gozo,

De los carbones calcinantes del amor.



El último poema


Corazón de piedra

¿Por qué golpearé la piedra maciza?

¿Pedacitos triturados sin agua?

Me dije: Es necesario que se vuelva ágata,

caliza o mármol y guardar en el fondo

de la multiforme sabiduría, las estalactitas,

las serpentinas gritando ¡libre!, las belladonas.

Y fue tu mano en mi mano neonatos

dientes de león neón,

fue tu beso y mi beso un temblor

a veces pálido, a veces sonrosado

cayendo sobre la grama,

sus pedacitos fueron camelias intergalácticas

y esta palpitación de lactante no sabe alejarse de mí, 

expande su luz en el laberinto.

Personal

 

Insurrecta la palabra, desayuno la espera

¡No me traigas tu ausencia a mi alcoba!

Yo acuno tus tristezas en el doblez de la herida; 

nos rondó la muerte desde el vientre,

las arenas movedizas han procurado nuestra caída desde entonces.

Préndete de la raíz volátil,

construye un anagrama que te signe

como la llaga del amor donde crece el trigo,

no vuelvas atrás la mirada

que tu corazón es sal repartida a los desposeídos,

sube los peldaños, te daré a cargar la alforja de los besos cegadores

para que no veas tus verdugos.

Receta



"Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios" San Marcos 10.14b


Traed tijeras para cortar amarras

Y lazos de guerra,

Masa de higo para sanar las llagas,

Gotas de mirra para el dolor de muelas,

Hiposo para la tos y la resistencia.


Traed ramitas de sauce para bajar la fiebre,

Virutas de sándalo para quitar espasmos,

Hojitas de almendro para desinflamar,

Semillas de linaza para quitarle carga al corazón.


Traed aceite de geranios para las cicatrices,

Agüita de coco para el alma seca,

Flores destiladas de mirto y siempreviva,

Para hacer longeva la inocencia.


Ahora sí, pintad los alebrijes con muchas pecas

¡Que vengan los niños a llenar el carrusel! 


Sobre hojas que no caen en otoño


Mi sol se inclina

para verle girar en la floresta;

mi boca con delirio de invierno

busca arroparse con su colcha de retazos;

soy el remo que ausculta vehemente

sus crepitaciones de olas in crescendo

como un mar embravecido

tiene sed de los náufragos.

¿En esta hora de la ofrenda de semillas

habré perdido la cordura por la siega?

Germino en su tierra propicia

con olor a azahares,

él tiene el linaje de las hojas perennes

que no caen en otoño.

Sin título (palabras)

(Cali Colombia)


La palabra áspero: raspa, desvela,

devela el corazón sin luna,

flaquea hasta la marea

por exceso de sal marina.


Desasosiego agota, 

pega la piel al hueso,

hace brotar frutos pasmados

de semillas muertas.


Agobio corre con ansias

y duele: la falta de oxígeno,

una esperanza descolorida,

una puerta que se abre hacía la nada.


Depresión nació hundida,

aprieta el botón y desespera,

vomita las espinas del pasado

que acorrala y secuestra el mañana.


El rencor da muchas vueltas,

agota al que lo carga,

desde dentro lanza un agua turbia

que mancha la mirada.


Huyo de hipocresía porque pesa

como bultos de metales oxidados

que suenan a risitas de burla

y puñales crueles de espanto.


¿Qué dirá entonces mi epitafio?

Que busqué a amor, el curioso

al que no estorba el pintalabios,

que busqué sus alas blancas

donde rabia ni apatía entran,

donde las flores saben a melaza.

Lo que me basta

(En el Edén, cerca de Rosario BC MX)


"Para mi corazón basta tu pecho" Poema XII, Pablo Neruda.


“Para mi corazón basta tu pecho”

el vasto tiempo en que tarda en morir una galaxia,

para acurrucarme como la cría de un canguro.


Para peregrinar basta tu tribu,

de entre las doce tribus llamadas a la Luz,

aquella que no deja envejecer su atuendo.


Antes de ser embrión yo te llamaba

por ser una extensión de la raíz primera,

basta con saber la simetría de los higos

y ver tus antebrazos para encontrar similitud.


Para mis ansias, basta tu panal

de aires extranjeros, de mieles elevadas;

la felpa suave de los duraznos,

la delicada corola que susurra de los vientos.


Para conversar bastan las espadas nobles

que destellan y no hieren,

y acoplarme en tus espacios

como el agua que persiste entre la arena.

miércoles, 10 de febrero de 2021

Microorganismo


 

Imperceptible se pega al fósil de un recuerdo.

Los muros hielan y se elevan en esa tierra baldía,

como invisible al apetito de una ballena azul

rueda la existencia y ya no es la cachanilla para construir la choza,

se desnudó la casa, dejó ver sus cimientos.

El aroma acogedor del pan ha menguado.

Cada araña se acuclilla en su rincón,

ya nadie hace su ruego en lo oculto,

se apagaron los incensarios.

¿A dónde se fueron las abejas?

Hay insecticidas desvirtuando la danza.

Como una luna fría que se convirtió en anillo,

deslumbra desde la distancia pero no lo sabe;

le es más fácil girar alrededor

que poseer ese microorganismo amoroso

que enajena con su lumbre extraña.

¡No, no mires a los lados!

que frente a ti quedan los rescoldos

que te cantan alguna nana

de aquella tibieza que se niega a morir.

Tribulación II

Julio 15, 16 2025 El núcleo de detiene y gira a la inversa enredando los hilos en el corazón  La mujer del cuadro se desdibuja ella hizo con...