Mírame con esos tus ojos
pequeño dragón del crepúsculo,
sospecha del río que habito
en el alternar de tus alas
-ninfa del agua-
Vénceme con tu semblante
de hojas lanceoladas,
procura herirme de muerte,
vivífica tu mosto en mi cámara.
Atráeme con tu olor a canela,
con la música de blanca corteza
de tu caracola dorada,
con el canto en tu torre de marfil
-ruiseñor al sur de África-
Déjame apreciar tus bayas redondas,
tu estirpe de madera pesada
hasta que se desvanezcan las sombras
y te fundas en mí como chocolate.
No hay comentarios:
Publicar un comentario