Insurrecta la palabra, desayuno la espera
¡No me traigas tu ausencia a mi alcoba!
Yo acuno tus tristezas en el doblez de la herida;
nos rondó la muerte desde el vientre,
las arenas movedizas han procurado nuestra caída desde entonces.
Préndete de la raíz volátil,
construye un anagrama que te signe
como la llaga del amor donde crece el trigo,
no vuelvas atrás la mirada
que tu corazón es sal repartida a los desposeídos,
sube los peldaños, te daré a cargar la alforja de los besos cegadores
para que no veas tus verdugos.
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