miércoles, 28 de abril de 2021

Tijuana


I. 

Tu historia ha girado en la ruleta 

¿en cuál ficha del tiempo viene tu triunfo?

los relojes se detienen a mirarte, 

a ver tus muertes lentas y tus resurrecciones. 

En la hora en que vemos el agua del espejoestá la puerta abierta de la gloria, 

pareciera que los techos se derriten 

por la lumbre que enciende tu pabilo, 

semejante a la fuente que se rompe 

donde sacias tu sed de lo insondable, 

y los montes claman por su calma. 

II 

¿Oyes los ecos del mundo en esta selva de iguanas?

los lobos montan a horcajadas las vides;

en el redil las ovejas balan por el mejor vino,

su esplendor te hará cerrar los ojos, el desagravio;

centellean las fuentes propicias a las aves,

manantiales de consolación descienden a nosotros. 

III 

¿Para qué presumes el barro bajo tus faldas?

quédate en el verano de las cigarras 

y no con el desgonce que estorba al gozo

como una mosca en la frente; 

la melancolía brilla en el borde de la copa,

vuelva a tus flores mustias el color. 

IV 

En los recodos serpentean los astros, 

ellos no se esquivan, se miran cara a cara,

o de reojo coquetean en las calles 

como las huellas del amor y el salitre 

sobre la piel de un tigre dormido 

besado en el tiempo de la espuma. 

Escucha el decacordio del atardecer, 

el arpegio quebrando tu coraza. En las alturas embelesa la fiesta fluorescente, 

llama a los peces alados que zigzagueanen los destellos de las añoranzas, 

en las lágrimas que el mar devuelve a la orilla

mientras desanudan los sueños

de la manta tejida en los alambres. 

Retorna peregrino a la primavera; 

aquí hay un esplendor oculto 

como el acantilado que espera la ola 

y se ase del verdor de las algas. 

VI. 

De mi boca comieron las gaviotas, 

de mis labios provino tu caricia, 

la mudez brotó ante la afrenta, 

mastiqué despacio la amarga calumnia

con tal de verte en libertad. 

De tus manos tierra sembré mis plantas,de tus dedos de tinta dibujé mis letras, 

en tus palmas crecieron las dádivas, 

comiste el ajenjo y el silencio  

con tal de repartir los frutos.

La palabra nos sacó de la postración, 

fuimos depositarios de letras, 

atrás quedaron los buzones del olvido, 

bendito fue el verbo recibir conjugado 

en primera persona de la entrega. 

VII. 

Encontré la pieza de mi rompecabezas 

y el alimento primigenio de mi paz; 

ahora deambulo, loca, llena, llena de ti, 

como una urraca parlanchina 

celebro ebria en el pasaje de los cielos 

por quien bebió la copa fermentada. 

Voy a casa a comer, a comer de tu cuchara; 

discurro cual piedrecita empujada por tus aguas,

precipitada en el cauce de tu insomnio, 

doy palmas y danzo por tu cercanía, 

estiro mis manos para deletrearte  

antes que venga la luz de la mañana. 

Velemos que se hace tarde para dormir.

 

¿Qué es la justicia? Me pregunto



Vas de púrpura, 

tu cámara es de oro, 

te sientas a comer banquete 

y te saludan con respeto; 

nada te sacia en tu cárcel. 

El enojo ha consumido tus días, 

la desnudez fue tu vergüenza, 

trampa fácil que propició tu caída 

lanza atravesando tu costado 

y no puedes con tu corazón. 

¡Perdónate a ti mismo! 

Y no me acuses de ganancias; 

mis bienes no son bienes 

y mis lujos no son de este mundo. 


¿Qué es justicia? Me pregunto 

Justicia es que no te juzgue  

por el pasado que ocultas, 

ni me cargue de envidia por tus posesiones; 

desfilaré con la cabeza en alto, 

con mi banda y mi cetro de papel 

-la honradez me dignifica-.  

Justicia es el que el Espíritu more en mí 

y resplandezca más que las joyas; 

y que ojalá algún día a ti te cubra 

con la multitud de sus piedades 

para que quiebres la corteza  

de infelicidad que te aprisiona, 

para que cautive tu cautividad.

 

Meditación



El orgullo no debe tentar al amor,

ni pasearse la insolencia en la mesa,

la discordia tiene mucha experiencia

en derramar el mejor vino. 

La vanidad no atore la garganta,

no entorpezca el corazón la lengua,

el agua pura viene con medida

a la boca de los sedientos. 

La inteligencia va con la humildad

de la mano, a cantar la ronda;

hay dichos que no ganan coronas,

la flor más hermosa fenece. 

La prudencia está en los ojos del juez

la misericordia en el silencio del sabio

ven a la misma balanza con tu enemigo

y te diré lo que aborreces.

 


 

Nada personal



Hallé un niño extraviado en el caminonunca supo oír mis ojos, 

de tanto ruido sucumbió a sus ondas

le dije: ¡ten cuidado transeúnte! 

las grandes avenidas

llenan los besos de carbono,

son inciertos como el humo

vagan hasta el cansancio 

entre tantas soledades que gritan

cuídate de los dedos secos 

saturados de ansias por las cartas selladas,

por las noticias que penden de los hilos de otros 

cuídate de abandonarte en el papel reciclado,

siempre habrá

alguien que quiera reescribirlo 

y el alma se queda en el pasamanos del puente,

atiborrado de huellas 

cuídate de no reconocerte en los charcos,

de perder el asombro frente al zumbido de alas 

porque los males se contagian 

y pueden acuclillarte entre las 

astillas de la escalera rota 

de un sueño de madera.

 

Canto por Jerónimo


Eras tú, Él de corazón insondableen la morada luminosa 

quien pusiera en mis manos 

la hoja blanca con su nombre

y en su boca sonrosada tres ¡Hallelujah!

¿Qué inscripción antigua perdura 

en mi corazón tallado por tu cincel? 

¿Cómo olvidar la mirada de la ovejaen brazos del pastor 

si ha tomado la leche celestial 

y ha pastado en los prados de mis visiones?

Quiero verle saltar como los cabritos

y arroparle como a los polluelos. 

Mi niño conoce el camino del abrevaderobebe de la fuente de los milagros 

tiene la hermosura del rey David 

más yo lo miro enorme como Goliat

aunque no se levantará jamás 

contra sus hermanos 

ni pondrá ardid contra sus enemigos;

él sabe del callado que lo apacienta

como la savia en su prudencia 

conoce el sol que da lozanía a su planta. 

Recuerda el día en que palpitara 

su alma tibia de amores 

frente a tus ojos de lirios abiertos 

y pensaras traerlo en tu límpido soplo

en tu carruaje de flores 

de donde los reyes descienden. 

Yo te lo doy como un sastre 

que cubrirá la desnudez de los humildes

te lo ofrendo como las rosas 

que no mitigarán su fragancia

en el templo lo pongo a tus pies 

para calzar a los menesterosos 

te obsequio su mente donde tú resplandecespara que sea luz en los laberintos 

y guía a la entrada de tus mansiones 

Dale tu red para que pesque  

de lo más puro del mar para tu océano

como al soldador ponle herramientas

que corte las pesadas cargas de hierro

Dueño del reino, que haces paz 

entre las naciones 

reviste con tu gracia a quien te doy

para ministrar el vino y el pan 

en el banquete del Cordero 

tú que en mí cortaste los hilos de muerte

y en el desierto pusiste un oasis 

abre mi vientre con tu siembra.


¿Cómo eran sus pies?



¿Cómo eran sus pies? 

¿Acaso dos cascadas muy juntas

cayendo en las faldas del monte?

¿Acaso diez candelabros indicando el camino? 

¿De oro rosado o de bronce bruñido? 

¿Estaban en lo alto, podrían alcanzarle mis manos? 

Yo me empinaba como un niño buscando dulce

en la parte alta de la alacena

Yo quería inclinarme mientras me guiaba

a las puertas abiertas

¿Eran de pan dorado,

y sus uñas de caramelo con leche? 

Tú dijiste come de mi carne, bebe de mi sangre 

¿Y qué haré con tus pies? 

¿Me serán por abrigo, por lugar de reposo? 

Sonreías, lo sé; por tus pies limpios,por tu camino tornasolado.



 

Antes


Días como agujas

"Estoy tan solo, amor, que a mi cuarto

sólo sube, peldaño tras peldaño,

la vieja escalera que traquea".

Juan Manuel Roca


Basado en el poema de Juan Manuel Roca,

días como agujas 

Antes de la tempestad:  

la nube más pequeña; 

y tu escalera que traquea 

por los ángeles van y vienen por ella; 

así que no te extrañes de esta 

ave insomne 

que vela tus sueños. 

Antes de los peldaños rotos: 

las fisuras de los pies; 

y las cuerdas que esperan 

a una aprendiz de malabarista, 

de repente, mi armonía 

en las notas de tu cítara 

hasta que despierten tus labios. 

Antes de la herida: 

los punzones de la rosa, 

y sin embargo los pétalos 

que arropan mis noches; 

aunque la turbulencia me persiga,  

con todo, como hormiga 

traigo a cuestas tus viandas. 

Antes del alborozo: 

la búsqueda; 

la fragancia de los frutos 

atiborrados en la canasta; 

y mi sed de peregrino 

que llama a tu habitación  

de antorchas encendidas. 

Antes del despojo 

vengo a asirme a ti, 

porque fue el frío 

y ya temblaba. 

 

Tribulación II

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