¿Acaso dos cascadas muy juntas
cayendo en las faldas del monte?
¿Acaso diez candelabros indicando el camino?
¿De oro rosado o de bronce bruñido?
¿Estaban en lo alto, podrían alcanzarle mis manos?
Yo me empinaba como un niño buscando dulce
en la parte alta de la alacena
Yo quería inclinarme mientras me guiaba
a las puertas abiertas
¿Eran de pan dorado,
y sus uñas de caramelo con leche?
Tú dijiste come de mi carne, bebe de mi sangre
¿Y qué haré con tus pies?
¿Me serán por abrigo, por lugar de reposo?
Sonreías, lo sé; por tus pies limpios,por tu camino tornasolado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario