Leyendo a Ana RV, su poema Los vagabundos
Como vagabundos que mendigan calmar ansias,
hay una fatiga, el hambre pulula en el aire
y no es concluyente la sed,
los caminos se bifurcan.
Tal vez no sabemos redactar sobre el rostro
y el cuerpo lo que queremos que lean
con el tacto, con los silencios
sobre el húmedo tapiz donde
sudan su narcótico las amapolas.
¿Hay un braille improvisado
o el otro ha perdido los sentidos?
Los caminos de la carne solo nos hacen más fuertes,
los senderos del espíritu más limpios;
ciegas son las resoluciones mirando
desde una rendija a medianoche.
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