¿Repartieron los despojos sin vencer en la guerra?
Yo ganaba cuando poseía el amor,
la piel madura tan suave como la de un niño.
Yo ganaba cuando trazábamos las mismas rutas hacía el sur, y mi norte en la conciencia.
Estoy en cero y sobrevivo:
Elías me envió veinte cuervos a darme de comer;
enfrento a los falsos profetas que me persiguen y me acusan, pero las zanjas están llenas de agua y espero que descienda el fuego.
Me gozo ahora, en este tiempo estival cuando se acerca la sequía para romper la piedra de los endurecidos, y sea revelado el corazón de carne.
Voy por caminos y hallo rejas blancas, y me hago moho para filtrarme entre los muros.
Me hace gozar el nombre que me da otro nombre, la dignatura.
Talvez tengo de Job la llaga, o su santa sangre, o soy David huyendo a la cueva para perdonarle la vida a Saúl, ungido.
Entre los diez limpiados de la lepra, quiero ser el que regresa a los pies de Cristo a dar las gracias.
Mis manos están lavadas con agua de manantial; nada puede perturbar lo que se ha hecho con amor, ni siquiera una palabra sucia.
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