Tus manos hipnotizan los pájaros en vuelo;
los micos reposan y son tímidos;
el león descansa con las cebras
en la pradera iluminada.
Todo es posible bajo tus párpados:
difuminas el azul con el ancla
que dibuja los sueños marineros;
clarificas el negro de mi congoja.
Tu pincel salpica luciérnagas
a la hora del concierto de los grillos;
fresca es la noche en la memoria
de tus bosques fluorescentes.
Tú eres como dijo Alfaro
un rayo de luz que corta
el cabello de la lluvia.
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