Lanzada fui a un lago sin saber nadar
sin imaginar que me fueron entregados
todos los cisnes
que al agua reverencian
Lanzada fui entre los líquenes
sin entender que debía surgir
como los nenúfares
en el día moteado por los querubes
Lanzada fui sobre este vacío
para encontrar en el salto
la cuerda salvadora
que me llene toda
Lanzada fui en el principio de la aurora
sin conocer que debía determinar
ser un sol sin impurezas
consumiéndome a mí misma
Lanzada fui en aquel manto
sin entender que subiría por la raíz
a descascarar la amargura
y limpiarme de la primera sepultura
Lanzada fui entre los leños
divagando sí resistiría
y cuando desmayaba
desperté entre tus brazos sujetada.
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