¿Bocanadas de aire húmedo
diluirán la ceniza de tu beso,
serán la tinta para el epitafio?
El rubor tiende al púrpura
sin violetas, ni nenúfares.
Tal vez el olor de los ebrios
tiene esta melancolía
de alcatraces sin presa.
Yo era vida antes de la vida.
Un aire sutil movía la marioneta
de los hilos sin filo.
¿O fue la mano tersa y el carbón encendido
que quitaron espinas a la seda?
Almibarado era tu nombre
y tu nombre dolía desde el principio,
se enquistaba en la entraña
como las amorosas llamas
del llanto de un recién nacido.
Hoy hiperventilo tu beso nonato
en este lecho de cemento.
Poema leído en feb 2015
en Acanto y Laurel
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