Textos basados en la obra de Óscar Alfaro (Boliviano)
Escritos en agosto de 2013
Un tordo negro azul
Basado en "El cantor de raza negra"
Un tordo negro azul me trina
en las apacibles quenas amerindias
al sonar de los tambores africanos
en mi sangre tierra americana.
Un tordo negro azul me vuela
garabatea pedazos de cielo
enreda los nudos del viento
en los bordados de mi falda.
Un tordo negro azul se posa
en los aleros de mi hogar
en los árboles del patio
que me columpian la infancia.
Las hormigas
Basado en la obra "Pequeña odisea de dos hormigas"
En las plumas del pato las hormigas
van en la balsa triunfal sobre la sierpe del riachuelo,
sortean los improperios, las inclemencias del tiempo;
se escapan de la muerte como hijas de la tierra,
huyen a su hormiguero con migajas de pan celeste.
En su labor aguerrida, ellas no hacen distingos;
son campesinas que madrugan a revisar su cosecha,
y en su ingenio de arquitectas con energía solar
construyen con denuedo una mansión arenosa.
La hormigas son pecas de arrebol sobre la hierba;
cobran vida en el estío con su danza de la siega;
anuncian la dignidad del trabajo consagrado.
Ronda
"Y con un amor profundo, los niños universales
en cadenas musicales unen los pueblos del mundo."
Ronda de paz
Basta ya de rondarnos la muerte
que irrumpe la ronda infantil
y hurga los sueños con estocadas por la espalda.
Basta ya de esta herida que supura
púpitres desterrados
meriendas contaminadas entre los despojos.
Basta ya de arrebatarnos la sonrisa sedosa
las palomas unidas que tocaban el aire
en los juegos sin trampas.
Basta ya de quejarnos y dejar en los otros
nuestra paz en su manos.
Pájaros rojos
Basado en el cuento El pájaro de fuego.
Las ceibas del mundo cantan por pájaros rojos,
los sauces con sus manos hacía abajo
buscan sus brasas en las aguas,
los eucaliptos prefieren el incendio amoroso de sus plumas,
los baobabs los llaman en dialectos antiguos
para que sus flores no fenezcan;
en este tiempo en que su bocas no están sonrosadas,
sus raíces cercenadas palidecen,
y sus savias se desangran por comercios,
por las manos que tiznan sus cortezas;
los árboles de mundo somnolientos y postrados
sobre campos infructuosos, desolados,
quieren sus aromas mentirosos de gardenias y violetas,
sus trinos efusivos que avivan pulsaciones;
todos dicen: medícanos pájaros de fuego.
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