Cuando debes sacar tu machete invisble para abrir caminos
entre la maraña y la hecatombe,
subiendo la cuesta y cargando la cruz.
Pareces una gazania en la helada;
resistes las espinas de los cactus,
y el estorbo de insectos congelados.
La incertidumbre hace rechinar las ventanas,
y quieren lapidarte sin razón
como caes de golpe sobre la cama,
porque alguien abrió su caja de pandora. Algo te estruja y el dolor sobrevine;
maquillas tus párpados de azul oscuro
y formas con tu llanto filigrana;
o ese garabato que dibujas con los dedos.
A punto de irte por abismos,
o de diluirte en ese charco que ni los sapos quieren;
a punto de ser un erial, una palabra estéril, te robusteces y como roble te siembras.
24 de febrero 2024
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