(A César H.)
Si cayeran las violetas sobre tu rostro
y vienere a tu boca el pan y la sidra
Si tus manos se extendieren a rescatar el barco
para evitar los naúfragos
en este mar que ha flagelado la ausencia de lluvia
y en la nariz ha pesado el polvo del desierto
Si viniere mejor la ventisca sagrada
y esta tu casa no se profanare
y en tu corazón ardiente como nube bordeada de oro
resplandeciere el sol primero
Si entregares esa semilla sobre las manos tierra
de este cielo cosmopolita
para buscar la paz entre lo innombrable
te ceñirá la bandera donde las armas se deponen
y la tropa verdadera dominará su escudo
y será un escuadrón que amuralle tus confines.
¡No te olvides de lavarte en la fuente de Jebús, del Rey de Salem!
24 de febrero 2024
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