"La luz no envejece"
Aquel amanecer donde tú estás limpiándome,
como se lava a un moribundo,
como saca de un coma profundo,
la agonía, el sufrimiento que suele heder. Ese dolor de desprenderse de la materia,
esa necesidad de volver a nacer,
ese cultivar lo incorruptible;
y tú tan paciente esperándome.
Voy a tu luz que no envejece,
voy a tus brazos a envilecerme
con ese canto que hizo un rey.
Voy a dejar mis ropas ásperas mi desnudez,
dejaré de rapar mi cabeza también;
los escalones veo a mi paso
y que tu luz sea mi lazo
para asirme de tu esplendidez.
Quiero mi llave para tu puerta,
y ese corazón que me traes en tu bandeja;
quiero olvidarme de la basura
que me tenía en sepultura.
Debo sacar de mi alacena
la comida echada a perder;
debes barrer muy bien mi casa,
sentarte en mi mesa,
y en tu infinito fuego ponerme a arder.
Voy a tu luz que no envejece,
voy a tus brazos a envilecerme
con ese canto que hizo un rey.
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