¡Perdí la memoria!
No recuerdo las camas de hospital,
ni los puñales, ni mi ahogo,
tampoco los besos;
es probable que naciera siendo grande
y con la piel morada;
no fui pagana,
no caí en ninguna trampa,
nadie me engañó;
no recuerdo si persiguieron a mis hijos,
ni siquiera sé si tuve hijos;
quizá nací dormida, crecí dormida,
quizás todas las caras me resultaron amables;
quizás salté con los perros, con los gatos, con los conejos;
quizás en el octavo día grazné con los cuervos
y tal vez mordí una oveja, no recuerdo.
¡Perdí la memoria!
Nadie me puso el pie encima,
ni se cerró mi vientre cuando tuve hambre,
de hecho no sé que es el hambre, ni la gula,
ni las moscas rondando la casa.
Tal vez me alimentaron palomas,
tal vez la cigüena si trae los niños,
no recuerdo mis antepasados,
el abuelo no es un señor de pelo blanco,
ni vino del campo,
nunca sembraron nada conmigo.
¡Perdí la memoria!
Nadie traspasó mis límites,
ni puso clavos en mi pecho,
nadie me amarró con lazos de hierro;
nadie derramó sobre mí miel para endulzarme,
ni fragancia atrayente de un amante;
tal vez era un átomo de patria volando,
tal vez me envolvieron en una bandera bañada de lágrimas,
tal vez fui feliz a pesar de la redada,
la verdad no sé si estuve presa,
no sé si fui cautiva de un error
y salí ilesa.
¡Perdí la memoria
y también quedé ciega!
y no sé si su aroma me dirige los pasos,
no sé si está lejos o estoy en su regazo,
tal vez me hirió la luz,
o caí en el agujero negro que atrapa la luz,
no sé que son los números,
yo sólo sumo emociones
y de tanto sumar ya no sé que siento.
¡Perdí la memoria!
No hay comentarios:
Publicar un comentario