Renuncio al frío de la espalda
a quien me arranca el corazón de un zarpazo
a quien me tiende lazo
y me cava tumba
Renuncio a la hiel
que me derrumba
a la raíz amarga que se empeña
en vivir en mi lado oculto
Miraré entonces la puerta que se eleva
con las cuerdas tensas del arpa
que conmueven mis manos
y rinden música en el alma
Beberé arpegios en la cascada
batiré sin cesar las palmas
me haré grana que recorre el almud
al golpe del latido de un rayo
como abeja que zumba y punza
nuevas notas de miel.
No detendré mis pasos
ni se vencerán mis fuerzas
pediré dos ángeles para levantar mis brazos
cuando la ciudad esté sitiada por bárbaros
No temeré al oír pisadas de caballos de guerra
seguro tendré alistado un unicornio azul
seguro ganaré diadema.
Luciré por tanto velo y seda
desataré mis sandalias para la danza
que el amor me espera
donde arden las zarzas
Porque me consumes
sea en mí tu fuego
cual entraña de la tierra
sea yo vapor sobre la rosa
sea yo ceniza de la niebla.
2010
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