Déjame la puerta abierta
la que se cierra y no se abre
iré vestida de tul y de encaje,
voy por la guirnalda
que unges con tus labios.
Guíame hacia el pasillo estrecho
alumbrado por las siete
velas blancas del candelabro
al ritual de iniciación perenne
donde escuchas el bamboleo
de las monedas en mi falda.
Suelta la cinta anudada del libro
para hacerte la danza de la tinta
y dejar en tu página secreta
la mistérica runa final.
¡Todo estará claro entre nosotros!
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