Sobre el artículo de la BBC del 7 de julio de 2024
"La época en que el amor era considerado sinónimo de enfermedad (y lo que recomendaban para curarse)".
Vuelvo al siglo XII, el amor hereos queda prohibido, y al menos unas compresas frías sobre los riñones han de servirme después de la desmesura, de haber enloquecido una y mil veces por el mismo, aunque aquí se habla solo de varones afectados, considerando que compartimos hormonas, las feminas también lo hemos sufrido con mayor intensidad por eso de ser costilla de Adán, con dicha, desventura, melancolía y gran quebranto, lo que indica el aumento de la risa, la locura y el llanto. Y como diría Juan de Dios "esta palidez del rostro mío" y este insomnio desmedido, los azotes en el alma como si tuviera el techo de lámina y vinieran vigorosos vientos a derribar la casa. El infortunio se asoma con la despedida y cede la fiebre pero no la enfermedad, los lobos acechan cuando el frio se cuela por las ventanas abiertas, y quedan los charcos de un dolor incomprendido. Me han de prohibir la leche para poderme sanar, entonces haré el sacrificio, porque quién quiere otro desquicio como el que me tocó vivir, si bien pude elegir darme la vuelta, por cuanto soy terca realmente no quise huir, es más, me resistí a dejar el desvarío y por decirle amigo mío, ya no supe que decir cuando se volvió tan entrañable como eterna cicatriz, porque el amor duele y bastante, más si el hombre es un galante que presume de inocente y astuto como serpiente le da a conocer el bien y el mal, muy bien escrito está, si no somos libres nos sale solo la naturaleza animal. He dicho.
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