Él le dio a conocer todos sus secretos:
le dejó ver lo que había de limpiar en el fondo del vaso.
Ella con su beso tocó el recoveco del más oscuro callejón
donde el tejado impide ver el claro de la luna.
Nadie supo lo que ella sabía:
cada uno de los vientos que arrastraban las piedras bañadas por la neblina;
las caminatas del nómada buscando el pozo certero;
los trozos de carne en las garras de los carroñeros;
los frutos golpeados para llenar el cesto;
las sombrillas que se abrían en lloviznas de fuego,
y él tan cauteloso procurando otro incendio, que viene con la lumbre baja.
Y eran combustible en llamas,
cenizas de libros de cuentos;
risas de niños y carcajadas.
A los ojos de los transeúntes:
él era flor de kadupul muriendo en la madrugada,
y ella al lado del arbusto solo un tallo de hierba que se apaga;
pero, ella guardó todos sus secretos
y la casa de cartón tiznada.
Junio 27 2024