Diario 2 de abril
Era la hora de limpiar los cajones
de botar a la basura o regalar algunas prendas
poner en venta algo que se lleva en el alma es complicado
le enrollaba las medias a su gusto
echaba a lavar o lavaba a mano algunas cosas
doblaba y planchaba, antes de meter al cajón o colgar la ropa le hablaba y le hacia ver que besaba sus prendas para hacerlo reír, él meneaba la cabeza
Lo buscaba y le besaba su cuello, aun vestido le besaba su espalda, su pecho, su estómago y sus piernas, algunas veces buscaba su ombligo
sé que es algo cotidiano
pero no es común el olor que se fue yendo
es admitir que ya no está
y su presencia es solo un hueco
una sombra en el mueble
un espacio vacío en la cama
aunque una amiga me dio un osito blanco para abrazar por las noches
ya nadie me compra flores en la avenida cuando el semáforo se detiene
ya no voy a los restaurantes ni tengo quien contrate a músicos y me dedique canciones que coreábamos
él creía en mí, me presumía donde la gente no nos juzgaba
él creía que yo cantaba que yo bailaba que yo sabía algo de francés
pero he olvidado el francés y el inglés poco o nada lo uso
él creía que yo sabía algo de la vida
y confiaba en mí
pero yo no sé nada de razones
En casa también él cantó con el micrófono y bailó, pero no sabía cantar ni bailar
él sabía declamar, contar historias, sabía oír a todos, sabía cocinar, era galante
yo le ponía por cabeza y le pedía opinión de todo hasta del vestido que quería comprarme
a veces si leía algo que no le decía qué, venía y me revisaba el celular, y reíamos
él era demasiado suave, deliciosamente suave y femenino en muchas cosas
hablábamos de todo, le daba esa libertad que siempre quiso
a veces debia exhortarlo en algo pero le dejé ser
en un momento decidí no molestarlo con asuntos de trabajo
le dejé ser y se fue rejuveneciendo, su rostro se veía reposado pero ya empezaba a volar
cuando se iba sintió a los gatos tocarle los pies, pidió su teléfono para pedir el uber que nos fuéramos a comer
pero los gatos no estaban y no era la hora de comer
le faltaba el aire y me dijo esbozando una sonrisa: vámonos juntos porque era algo que hubiéramos querido, no queríamos dejarnos
me dijo que hice todo por él
los paramédicos lo auxiliaron
otra vez antes de empezar el viaje pidió hablar conmigo pero él era un niño que no sabía a qué hora salía el vuelo, solo se sintió con ganas de levantarse porque le habían suministrado oxígeno
no tenía que decirme su voluntad porque constantemente me decía que quería
Él siempre quiso valerse por él mismo
no depender de nadie
Pero yo dependía de su sonrisa
y había puesto mi corazón en esos sueños que él pretendía conmigo.
Me empeñé que no se fuera
Pero, era la hora de limpiar los cajones
y mirar las cosas importantes
lo inmaterial de la vida.
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