lunes, 8 de abril de 2024

Diario

 


Diario 2 de abril


Era la hora de limpiar los cajones

de botar a la basura o regalar algunas prendas

poner en venta algo que se lleva en el alma es complicado

le enrollaba las medias a su gusto

echaba a lavar o lavaba a mano algunas cosas 

doblaba y planchaba, antes de meter al cajón o colgar la ropa le hablaba y le hacia ver que besaba sus prendas para hacerlo reír, él meneaba la cabeza

Lo buscaba y le besaba su cuello, aun vestido le besaba su espalda, su pecho, su estómago y sus piernas, algunas veces buscaba su ombligo

sé que es algo cotidiano

pero no es común el olor que se fue yendo

es admitir que ya no está

y su presencia es solo un hueco

una sombra en el mueble

un espacio vacío en la cama

aunque una amiga me dio un osito blanco para abrazar por las noches

ya nadie me compra flores en la avenida cuando el semáforo se detiene

ya no voy a los restaurantes ni tengo quien contrate a músicos y me dedique canciones que coreábamos

él creía en mí, me presumía donde la gente no nos juzgaba

él creía que yo cantaba que yo bailaba que yo sabía algo de francés

pero he olvidado el francés y el inglés poco o nada lo uso

él creía que yo sabía algo de la vida

y confiaba en mí

pero yo no sé nada de razones

En casa también él cantó con el micrófono y bailó, pero no sabía cantar ni bailar

él sabía declamar, contar historias, sabía oír a todos, sabía cocinar, era galante

yo le ponía por cabeza y le pedía opinión de todo hasta del vestido que quería comprarme

a veces si leía algo que no le decía qué, venía y me revisaba el celular, y reíamos

él era demasiado suave, deliciosamente suave y femenino en muchas cosas

hablábamos de todo, le daba esa libertad que siempre quiso

a veces debia exhortarlo en algo pero le dejé ser

en un momento decidí no molestarlo con asuntos de trabajo

le dejé ser y se fue rejuveneciendo, su rostro se veía reposado pero ya empezaba a volar

cuando se iba sintió a los gatos tocarle los pies, pidió su teléfono para pedir el uber que nos fuéramos a comer

pero los gatos no estaban y no era la hora de comer

le faltaba el aire y me dijo esbozando una sonrisa: vámonos juntos porque era algo que hubiéramos querido, no queríamos dejarnos

me dijo que hice todo por él

los paramédicos lo auxiliaron

otra vez antes de empezar el viaje pidió hablar conmigo pero él era un niño que no sabía a qué hora salía el vuelo, solo se sintió con ganas de levantarse porque le habían suministrado oxígeno

no tenía que decirme su voluntad porque constantemente me decía que quería

Él siempre quiso valerse por él mismo

no depender de nadie

Pero yo dependía de su sonrisa

y había puesto mi corazón en esos sueños que él pretendía conmigo.

Me empeñé que no se fuera

Pero, era la hora de limpiar los cajones

y mirar las cosas importantes

lo inmaterial de la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tribulación II

Julio 15, 16 2025 El núcleo de detiene y gira a la inversa enredando los hilos en el corazón  La mujer del cuadro se desdibuja ella hizo con...