(Entre Marsella y Fredonia, Colombia)
Fui como aquella zarza
donde no anidaron las aves,
a mi erial faltaba agua,
y alambres me cercaban.
¡Oh si tú fueras mi savia,
y si tú fueras mi hoguera!
para que me limpiaras
y no me consumieras.
En el monte de la santidad,
tus ministros andarán
sin yugos ni cadenas,
con tu carga liviana
como si florecieran
en la boca del Volcán.
Enciende en mí la llama
avivada por tu viento,
y si viene la tempestad
ven por sotavento.
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