Alguien camina descalzo sobre pétalos de vidrio,
guarda saliva para amortiguar la sed,
se hinca en la suciedad a rescatar vida,
a juntar las monedas de los desposeídos.
Alguien se hincha y se hace notar
como el ombligo de la que va a dar a luz,
nada lo sacia en su reproducción múltiple
como si su vientre estuviera vacío.
Alguien dice una oración de gratitud
y se sienta en paz por el hoy, sólo por el hoy.
Alguien gime con lo que queda de su voz,
acorralada, amordazada, estrujada, socavada,
y se pregunta qué llevarán los mercaderes
¿segarán las hojas secas del otoño?.
Alguien en espíritu se lamenta
por la multiforme sabiduría de su descendencia,
cortada de un tajo como un apellido
o un nombre borrado para siempre.
Ningún cantor quiere silenciarse
¿podrá la nota ser navaja que corte las amarras?
la materia suele seducir a los hombres
cual mujer voluptuosa perfumada de duraznos
mientras crece la podredumbre
y carcome al más pequeño, al débil.
Recuerda que buena es la ronda
donde se junta la inocencia.
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