le creyó en absoluto su misterio piadoso,
y la Luz la envolvió en su torbellino.
Las trompetas de plata aún suenan deleitosamente;
los vientos más sublimes mueven los hilos de los guerreros,
todos ellos con sus armaduras decorosas.
La reina ha multiplicado las espadas;
sembró como un cultivo abejas en las bocas,
ahora las lenguas dan destellos.
La Luz se expande como en el principio,
cada vez es más notoria en el corazón de los sedientos.
Ay, sin ayes.
¿Quién me contará entre los jubilosos?
¿Quién me contará entre los mansos, entre los humildes?
Besaré los pies de oro rosado, de bronce bruñido
hasta que pueda peinar los cabellos de la Luz.
¡Cuanto me agrada, me obnubila!, como la reina está obnubilada.
17 oct 2018
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