He descubierto en definitiva
que no eres incendio,
ni llama errante;
eres la anegación helada
que hizo sucumbir mi tierra,
y vino además un granizo
de palabras níveas.
Capa a capa me escarchas
con tu rocío blanco, soy iceberg,
no soy azúcar acaramelada;
mis peces te nombran
en el mar gélido de mi sangre.
Y pienso si acaso fueras
un oso polar retozando
sobre estos trozos que quedan,
sobre mis témpanos,
donde una vez fui fuego y aire.
26 de mayo de 2024
No hay comentarios:
Publicar un comentario