Mancharon el puño de sangre...
Saúl aún llora por la desobediencia,
Israel gime por pedir un rey visible,
que gobernara en la carne.
La esperanza era un vaho en el espejo
y el estratega se encargó de romperlo,
señalando a sus contrarios;
un halo de humo oscuro de tabaco enturbia el esparcimiento, las colillas cayeron sobre los pedazos.
¿Quién barrerá está incertidumbre?
David le perdonó la vida a Saúl, en la cueva,
entre la penumbra y la humedad,
aunque la vengaza azuzara.
Y de nuevo se levantó Israel por manos del profeta
y de nuevo la mentira asoló a los de vestiduras de lino
y rompieron las puertas de sus casas
hirieron a los pequeñitos y a los que apenas se amamantaban,
para abrir paso a un Absalón orquestando la guerra entre Tutsis y Hutus, deshonrando el palacio.
Pero entre los pequeños como los Batwa, de entre los que son ignorados saldrá la luz, no sin antes equilibrar la balanza.
19 de junio de 2022