Las manos tienen las salpicaduras del barro del mundo;
el vientre la atadura pagana,
el recuerdo de tumores y hemorragias;
la boca fue llenada de mentiras idolátricas;
la casa es una cueva de murciélagos que espantan la siesta,
alberga extraños que no la aman como un mal gobernante...
Algo chilla en el aire,
algo en el cuerpo aprieta, se contrae,
algo se hincha, se sale de lugar.
Uno solo ve de la paloma la sombra,
una guacamaya australiana soñando la huída,
y mi ruiseñor mordiendo la jaula,
procurando la copa del árbol más alto del bosque.
2 de mayo 2022