"Y que en todo ser existe un don de ascuas,
un fuego ambiguo donde el sol escribe epitafios de niebla." Ramón Carballal
No sé qué estupefacta exultación domina la noche,
tal vez una luz robada de todos los rostros mudos;
una luz desplegada sobre las ondas del mar
como un ave lira: girando y cantando
hasta silenciar a las sirenas.
Escribo desde el estuario, entre el cieno y la asfixia,
siempre sé morir un poco pese a tanta luz,
y sin embargo el agua dulce y salada
avivando las papilas.
Ya no sé si soy un alga emigrando a la orilla,
o es la embriaguez de la madrugada;
me ha corroído un poema,
mi amante duerme bajo Andrómeda
mientras me carcomen las entrañas
las letras sacadas de los bolsillos de un mago.
He amado la niebla como un regalo divino,
¿acaso hay un alma tan blanca, tan sutil y fresca
besando los océanos y los abismos en caída libre?
¿Y dónde queda el aire y la hoguera?
Hay que beber del fuego de las violetas,
en la fragilidad hay bocanadas de oxígeno de la resiliencia.
¿Acaso nos nombró la ambigüedad del barco de vela?
Nos contoneamos, y seguimos descifrando
la química de la llama de nuestro principio.
11/6/2021